
Un megalómano que pretende acusar a la prensa por sus exhabruptos, como si este escribiera el libreto de su vida, que es una novela entre drama político y cuasi policial en muchos casos. Vaya que agarrar a patadas, puñetes es algo surrealista en un país que quiere ser considerado como tal.
Pero hay mucho que decir de la prensa que calla, que sin querer está informando algo, está transmitiendo cuan rabo de paja tiene los dueños de esos medios. Claro si a los periodistas que osan publicar algo en contra le hacen cargamontón, es lógico que exista preocupación.
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