domingo, 10 de octubre de 2010

El impresentable Alan

De ser cierta la noticia propalada por un diario nacional, estaríamos ante una figura que está muy lejos de ser modelo a seguir, paradigma de convivencia social. El que otrora se despachara con una patada a un Sr. que por muy humilde que fuese, para nada merecía el trato de quién en ese tiempo era postulante a la primera magistratura del país.
Cómo si se desviviese por demostrar la bipolaridad que le achacan, se comporta haciendo todo lo que los buenos modales no aconsejan, acaso no es totalmente desproporcionado - hasta inutil - responder a una expresión - que por cierto es derecho humano universal - con una agresión física, cómo si en la lógica del presidente el dolor físico ajeno le importa mucho. No es sino muestra de una debilidad de personalidad, porque si él no es corrupto al que gritan es a otro, aún sea una referencia personal, y la palabra de un tercero vale tanto como uno cree que vale.
Ahora se explica porqué la portátil del partido se desvive por reunir adeptos - no se sabe si pagados - en cuanta presentación pública tiene el presidente, para cuan bálsamo aliviar el ego con vivas y hurras, que acrecientan su arrogancia, tanto como disminuyen su humildad.
Con personajes así en la cúspide del poder, no debemos admirarnos de la escalada de violencia social que se vive, pués con argumentos tan endebles se pueden iniciar grandes tempestades.

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