
De los pobres que no se enteraron que el decenio fujimorista está marcado por un hondo sentido de la corrupción generalizada, prueba de ello tenemos presos al presidente, a generales, a ex congresistas, fiscales, etc. Si todo esto fuese producto de una persecución política, hace rato que hubiesen hecho huelgas de hambre, pataleos y seguro estarían libres.
De los pobres que se resignan a tener gobernantes corruptos, a cambio de que hagan alguna obra, de que vendan mil y gasten cien, así la fórmula de ser buen gobierno sería catastrófico.
De los pobres que creen que por el hecho de no haber encontrado cuentas con fondos del latrocinio, pero si se declaró culpable y fue condenado por ello, es inocente.
Haciendo gala de una elocuencia digna de quien representa la negación de una realidad para la política, suelta palabras inconexas que si hacen méritos es para otros cargos subalternos, no para primera dignataria.
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