Si uno está caminando por la calle o algún lugar público y se escucha el grito ¡ CORRUPTO!, a menos que se encuentre solo, y de tener la conciencia tranquila, estaría seguro de que están llamando a otro. Pero el darse por aludido, hace imaginar que el presidente se siente identificado con el calificativo este, que para nada alguién dice que fue con nombre propio.
Pero el presidente en su inmensa egocentricidad se alucina el único, aún se encuentren muchas personas rodeándolo, por ello termina haciendo el papelón de siempre.
Porque lleva consigo esa cuasi matonería primitiva, de que no puede permitir que le insulten, el hecho es que yá lo insultaron, osea que no está en su poder permitirlo o no. Que acepte el insulto es otra cosa y que le haga caso también.
Y es que los tontos dicen tonterías, como los burros rebuznan, es su naturaleza, el problema es quién les hace caso.
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