Para nadie es un secreto en lo que ha tramontado una institución periodística como lo es el conglomerado mediático grupo el comercio, de un tiempo a esta parte, o mejor dicho en otro de sus tanto vaivenes se ha puesto la camiseta naranja, dando una apariencia totalmente denigrante, que ya se compara con lo mas amarillista de los medios.
Una cosa es ponerse la camiseta, eso es hasta legítimo, pero de allí a promover desinformación, es una cosa inadmisible si quiere seguir teniendo la relevancia en el país.
Despedir periodistas independientes que no se sujetan a líneas editoriales repulsivas, suena ya a componenda de otras magnitudes.
Bien hace el señor Vargas Llosa en no legitimar de alguna manera con su presencia, una forma poco afortunada de concebir un servicio a la nación, en esencia un mal uso del ejercicio periodístico.
Ya la línea que separa a El Comercio y El Trome se hace cada vez mas débil, lo concebido para informar a un público farandulero, poco culta están ahora por doquier.
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