
Nuestra realidad cultural promedio adolece en buen grado de tener un razonamiento lógico, y se cae en lo que se llama silogismos, por ejemplo analizaremos algunos:
Una persona es simpatizante del socialismo, entonces es una persona violentista
Este tipo de razonamiento generaliza a partir de un patrón que engloba una mayoría, pero que no necesariamente desencadena en una verdad. Puede que se aduzca una gran probabilidad, pero eso es otra cosa. También se podría deducir que es un idealista que busca la igualdad social, aún sea considerado una utopía.
Una persona es atea, entonces es capaz de cometer los peores delitos
Este tipo de razonamiento califica a una persona considerando que solo los que siguen una fé en particular son incapaces de cometer atrocidades. Cuando la única implicancia que se puede deducir de la premisa, es que esa persona no cree en la cosmovisión de quienes apuestan por una creación a manos de una entidad infinitamente suprema. Su conducta frente a la sociedad estará seguramente influenciado por sus valores morales, que dependerá de su entorno social, su predisposición a realizar ciertos actos, etc.
Una persona a consumido drogas alguna vez, entonces es un drogadicto
Este tipo de razonamiento también es un extremo, teniendo en cuenta que drogadicto es la persona que consume habitualmente, que tiene dependencia farmacológica.
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