Suena increíble la posición de Chile en lo referente a su negativa a firmar un pacto de no agresión, un pacto que consolidaría la paz en la región y permitiría entre otras cosas dar priorización al desarrollo. Dicen que son temas bélicos y que de eso no tratan.
En cambio se alistan para realizar maniobras militares. Maniobras militares que no son otra cosa que entrenar a encontrar la mejor forma de matar, de matar mas que otros y por ende destruir mas que otros.
En la concepción depredadora de la guerra, en la que no solo se desea apropiar de territorio ajeno, sino también destruir al enemigo, para vanagloriarse de una superioridad que solo puede ser entendida por hordas primitivas, mucho queda por aprender.
Aprender por ejemplo que la superioridad también puede venir acompañada de altruismo, que el camino evolutivo no necesariamente tiene que encontrar al amo del universo, sino al hermano que coexiste con uno.
Mientras suceda esa mutación genética en los cerebros de la mayoría y el gen de la empatía sea alcanzado por convicción, estaremos alimentando a los mercaderes de la muerte, que fabrican armas letales, para ofrecerlos cuan mercachifles siniestros ofreciendo matar a mas, destruir mas.
Qué melancolía debe producir en los hombres de ciencia, ver que sus avances, sus fabulosos descubrimientos, son utilizados por quienes llegaron tarde a la repartición de cerebros para matar hermanos. Que se puede dejar morir de hambre a colonias enteras, pero se utilizan miles de millones en armamentismo.
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