domingo, 11 de octubre de 2009

Se apaga una voz


Se nos fué Arturo "zambo" Cavero, una voz que sin dudas llegaba al alma nacional, un ídolo popular que hizo de la música el lenguaje de expresión de gratitud por la patria, matizadas como no con temas sentimentales que llegan al mismo corazón.

Pero como para aguar la fiesta - sin quererlo - y para ser ecuánimes nos viene esta reflexión, que bien puntualizaba Hildebrandt en su columna, la desproporción del adios al criollo nos retrata como una sociedad con los valores bien trastocados. Igual partieron luminarias del saber y del arte y no merecieron siquiera menciones honrosas.

Pero es bueno ser el ídolo - mejor si aprista - para copar los medios, que para nada está mal sino que nos invita a la reflexión, quizás el mismo zambo se sentiría mal de ver a muchos de sus hermanos en el desamparo, y a otros tantos que merecieron tanto como el.

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