
Evocando el heroismo, su amor por la patria, la figura de Miguel Grau se hace cada vez mas grande, y no le alcanzan los actos tan alejados de la virtud que algunos elementos de la marina hacen, por que los grandes se ven en los momentos difíciles.
Al leer la historia de Basadre encontramos la personalidad de un gigante de los mares, aquel que no creía en la guerra depredadora, jamás mató por placer o por enaltecer un ego que parecía tan lejos del caballero de los mares. Qué diferencia con la casta trapaz que deseaba subyugar un pueblo y humillar haciendo de la indignidad un estandarte, sino cómo calificar a quienes son capaces de quemar bibliotecas, violar mujeres indefensas, rematar al vencido. Cómo queriendo desaparecer al enemigo - que para ellos éramos los peruanos -, alimentaban su falso valor con el gemido agonizante del vencido, pero nunca tan digno como Grau, como Bolognesi, como Cáceres.
Por eso mientras mas admiro a Grau, menos admiro a los gobernantes de hoy, sino comparemos la humildad del héroe, con la soberbia y egocentrismo presidencial del ahora jefe de estado.
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