jueves, 20 de agosto de 2009

El museo de la memoria

El museo de la memoria produce espantos increibles en los seguidores fujimoristas, dicen que puede llegar a ser como cubrir de gloria a los asesinos subversivos que asolaron el pais por allá cuando el régimen dictatorial también hacía de las suyas. No es que acaso ellos ayudaron en la combustión del descontento generalizado.

Pero más allá de las interpretaciones que cada quien tiene todo el derecho de hacerlo a su manera y lo que a su conocimiento sea merecedor, también puede significar un llamado de atención a todos los que apuestan por la barbarie, sea del bando que sea, que al fin y al cabo barbarie es barbarie, mire por donde se le mire.

Sino queremos repetir la lamentable historia de hermanos desangrados por un fin que no puede sino producirnos espanto, debemos recordar que aquí se produjeron excesos, tanto de los terroristas, como de las fuerzas del órden. Baste para ello recordar cuantos sentenciados tenemos por violación a los derechos humanos. Que la violencia engendra violencia, que no podemos responder o ponernos a nivel de quienes por pequeñez mental o fanatismos trasnochados decidieron dar la lucha por la independencia de clases de la manera que solo puede ser entendida por ellos.

El ejemplo que haría altruista a nuestras fuerzas armadas y policiales, sería el demostrar que están del lado de la lógica, del sentido común, de la confianza ciudadana. Que si bien son subordinados de los altos mandos, también el pueblo es uno de sus mandos, que no se puede tomar represalias desmedidas ante un pueblo que sufre el embate a dos bandos, primero a fuerza de terror son obligados a colaborar con los terroristas, para luego con las mismas armas ser atropellados.

Quizás ante la evidencia de lo que puede producir fanatismos tan extremos, se tome conciencia que aquello no debe repetirse. Que también la gloria depende de cada uno, lo que para unos puede significar gloria, para otros deshonor y viceversa, en fin cada loco con su tema.

Cuando entendamos que la revancha es una cuestión cultural, que esto puede ser una guerra sin ganadores ni perdedores diferente que la racionalidad, nos volveremos ciudadanos de una estirpe que puede llamarse moderna. Cuando asumamos también que mucho de lo que pasa es nuestra responsabilidad.

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