lunes, 6 de junio de 2011

Un nuevo amanecer

Un nuevo amanecer alumbra hoy al país, la demonización tiene que dar paso a la reconciliación, a la búsqueda de fórmulas mas efectivas para salir adelante, en lo posible sin olvidarnos de las grandes mayorías, que sino poco vale el crecimiento, si unos comen caviar y otros si apenas le alcanza para un té.
Recordemos que una sociedad harto compleja como la nuestra, irremediablemente encontrará en las diferencias un signo inequívoco de pluralismo económico, cultural, social. Pero el peso social que puede producirse de dejar que aquellas fisuras de hoy se conviertan en abismos, puede hacernos pagar muy caro la indolencia.
Cuando un ciudadano ante la disyuntiva del trabajo o el robo, vea que en el peor de los casos será recluido en una cárcel, donde las condiciones sanitarias son hasta mejores que en su hogar, donde tendrá asegurado tres comidas al día, pues se lanzan a la delincuencia. Por ello urge apostar decisivamente por la educación, hacer que la cultura llegue a las masas, que un ciudadano que tenga un sencillo en los bolsillos, antes de adquirir un periódico que solo lo sumergirá en las empantanadas vidas de gente farandulera, adquiera algo que le sirva para aprovechar mejor la materia gris.
500 años de vaivenes totalitarios, dictatoriales dejan seguramente secuelas en un pueblo que tiene el candor de pedirle a la pacha mama o al tayta inti, pero que en el fondo ignora lo que la ciencia ya ha avanzado al desentrañar los misterios de la mecánica celeste. Se lograron viajes interplanetarios, se controlan enfermedades antes incurables, y todo eso ni con la ayuda de dioses ni divinidades, sino con el único instrumento que tiene el hombre para salir adelante, el raciocinio, el método científico.
Por ello nos hace falta una universalización de corte cultural, aunque la sola idea de darle a la plebe la luz del conocimiento puede hacer temblar a los tiranos y ladrones. Porque sin duda un pueblo menos engañado sabe hacerse respetar. Pero de darse el caso necesitaremos menos policías en las calles, menos comisarías, menos jueces. Cuando avanzamos todos, la armonía crece y los argumentos del ignorante se disuelven.
Y no bastará educar nuestros niños, tendremos que incluir a los padres, a los que dan el ejemplo día a día, para que la revolución educativa sea completa. Cuando el niño vea que sus padres acatan las leyes, los niños no concebirán en su conducta situaciones contrarias a esa índole.
Si el proceso de aprendizaje no se acaba nunca, eso hay que demostrarlo, bebiendo de la fuente inagotable del saber, con la humildad de que lo único que sabemos es que hay mucho por aprender.

No hay comentarios: