viernes, 3 de junio de 2011

!Desesperada¡

Llegamos a los tramos finales, y vemos a la candidata fujimorista en un trance harto extraña. Gritando cómo hacía su padre, en un éxtasis que puede alcanzar para unos estudios psicoanalíticos.
Haciendo eco de dos denuncias de 02 diarios totalmente opositores a Ollanta, con credibilidad comparable a las pruebas obtenidas de la portátil de tiro fijo, que sobrevivió a varios bombazos, solo le han cebado su afán de embarrar al contrincante. Cuando del otro lado recibe críticas por actos de gobierno, que su clan político le deja como un pasivo harto difícil de soslayar, teniendo en cuenta que en cuanta oportunidad ella se ha encargado de reinvindicar el gobierno fujimorista.
Allí no hay lugar para la autocrítica, ayer nomás denostaba el plan de Toledo de duplicar el sueldo de los maestros, ahora hace suya la promesa, pero eso si ella no ha cambiado su plan ni un milímetro.
Defiende la constitución dada en época dictatorial, como si de una muestra de la perfección se tratase. Así que el que ose cambiar unas líneas es lo peor que pueda existir en la faz de la tierra. La que no respondió si exigirá la devolución de lo robado por el clan fujimorista, achaca al contrincante la miseria por no responder con un Si o un No sobre el cambio de la constitución. Cómo si todo se redujera a esas dos condiciones.
El que se atreve a recordar el nefasto pasado fujimorista, es por decirlo menos de lo peor. Pero los que lo hicieron - que no todos están presos - son la encarnación de la solución a los males del país.
Ahora los referentes políticos del pais son: PPK -el de los alces-, San Román - el del salame -, El Puma, Wally, Fano, Melcochita. Con esa suma de luminarias, está asegurado el hundimiento en el charco de la vanalidad a un país que necesita doctrina política y no sommíferos de alcantarilla.
Resulta que revisar tratados internacionales es poco menos que un pecado, cuando las mismas cláusulas de los tratados incorporan mecanismos de diálogo. Que las empresas son las primeras en utilizar el recurso de la revisión de tratados y concesiones.
Asistencialismo como bandera, en un país donde la moral decae, las rodilleras se extienden, pueden llevarnos a niveles insospechados de sub-desarrollo.

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