jueves, 2 de junio de 2011

FRAUDE. Una mala palabra.



Para los fujimoristas hablar de fraude electoral supone un acto de lo mas deleznable, pero ellos no se dan cuenta que ellos son los primeros en desconfiar de los poderes del estado, para ejemplo un botón, ellos pregonan que el ex-dictador es totalmente inocente, a pesar que se declaró culpable en muchos latrocinios. No hace mucho le lanzaron una roca al señor San Martín, juez que condenó a Fujimori.
Entonces vemos que su vocación por el engaño no ha menguado un ápice, por el contrario se está perfeccionando.
Si bien todos pueden hacer uso irrestricto de su libertad de pensamiento y opinión, parece que la balanza se inclina a favor cuando ellos así lo creen.

No se puede condenar a alguien por hablar que podría realizarse un fraude, hay que condenar que se hagan fraudes. Y eso demanda una actitud vigilante, crítica y nada de adormecimientos por quienes ya dan señales de parcialidad en los mismos organismos electorales.

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