
Un poco fuera de contexto la forma como el aludido señor Humala respondió a las filtraciones hechar por el periodista Bayli. Una cosa es condenar moralmente ciertas inclinaciones alejadas de la línea democrática, otra iniciar una persecución judicial o congresal.
En primer lugar porque los loquitos o los locazos tienen la libertad de soltar el verbo que su pensamiento tenga a bien soltarlos. Muy diferente hubiese sido que ello involucre un acto político, como la dación de un decreto o directiva presidencial.
En nuestro país la norma consagra la libertad irrestricta de pensamiento y opinión, y ello es tan aplicable a los nacionalistas, como a sus amigos ubicados en la antípoda.
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