Aquella que aprobó con beneplácito el cierre de un congreso, secuestro de periodistas, el incumplimiento a una constitución, ahora es la defensora de la democracia, si hasta puede llegar a ser hilarante.
Entre líneas se puede ver cuanto aún duele la derrota de su candidata fujimorista, y cuanto se puede llegar a realizar en nombre de una oposición que puede tener muchas, pero muchísimas coincidencias con los apristas, en tanto se alejen del clamor popular.
Para el olvido su patatus, y de segura la población exigirá la moderación de algunas formas elementales al nuevo oficialismo, que parece tener buenas intenciones, habrá que verlos trabajar.
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