Tomamos está imagen del genial carlin del diario La República, del día de hoy que pinta una realidad a todas luces incuestionable. Y de haber puesto todos sus desaciertos, seguramente que le faltaba espacio en un par de hojas.
Sin querer generalizar la noble profesión que puede llegar a ser el de abogado, si nos ponemos a pensar qué hemos obtenido al elegir a uno como dignatario o autoridad importante. La verdad que es casi como un común denominador que siempre terminan haciendo de las suyas, y cómo se las saben de todas todas, hacen las cosas por muy burdas, díficiles de procesarse judicialmente, pruebas al canto el hasta poco presidente regional del Callao, el alcalde de lima, el presidente del Perú. Casos como el peaje mas caro por unas cuadras en el callao, ventas de terrenos en fechas sospechosas (de inactividad comercial formal), el tren eléctrico del primer alanismo, el depósito de parte del tesoro público en paraisos fiscales, el pago sospechoso de comunicore, la super valuación del metropolitano. Siempren terminan en la responsabilidad de actores menores, y muchos otros se espera su prescripción.
A ninguno se le encuentra acciones que enaltezcan su profesión, como el de hacer llegar el sistema judicial a las amplias mayorías. Mas pareciera que pertenecen a esos estudios con nombres rimbombantes que prestan servicios a clientes tan importantes tanto como sea su patrimonio económico. Así los derechos de los que los van a elegir, que son amplia mayoría pasa a un segundo plano, ciudadanos de segunda clase le dicen. Pero se convierten en primera clase, solo en campaña electoral, a donde se apuntan las principales promesas. Luego se convierten en terroristas, oposición, recalcitrantes y todo aquello que se pueda nombrar para estigmatizarlo.
Con todo este panorama seguiremos esperando el autobombo, de un ser que vive en la nube de creerse superior, y el problema no es que se lo crea para que sea féliz por ejemplo, sino que a partir de esa premisa forma su estilo de gobernar. Hasta que el cambio llegue y que juzgue a los imputables.
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