
Pareciera que estamos frente a dos países diferentes, una la de las grande mayorías, no necesariamente conforme con el estado de cosas, y el país de los apristas, de los fujimoristas.
Para el oficialismo parece desarrollarse el mejor de los panoramas, buenos sueldos, mejoría en el empleo, sistema judicial que funciona (para ellos), elecciones donde ganan abrumadoramente (aunque sean los únicos que presentan candidatos, aún pactando con lo peor), precios incomparables para comprar y vender bienes estatales. Entonces se verá con qué entusiasmo esperan el mensaje presidencial, algo por muy poco que les caiga de más siempre será una bendición del mismísimo ser supremo (AGarcía). Las transnacionales, los Chilenos de plácemes porque nunca fue más fácil adueñarse de este hueso que hace rato se le arrebató al perro del hortelano.
El otro Perú espera ver un autobombo mas.
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