Nada raro, ni nuevo pasa bajo el sol. Estaba cantado el peso duro e inamovible del Fujimorismo, personificado en esa brecha, que requiere asistencialismo, aunque roben ¡claro!, no se quedan atrás quienes ven en la corrupción la oportunidad de su vida. Y la atomización del voto de la derecha, encarnado en el RENUNCIA TU, resulta que ninguno salió, ahora a llorar a otra parte. Si juntos ganaban en primera vuelta, ahora solo queda ser espectadores de un partido en la que sus ambiciones, no les hizo ver la entrada del tunel. Y en la cancha tenemos a la representante del Fujimorismo, con todas sus arrugas que dificilmente se ocultarán, y en el otro bando al representante de una izquierda que arrastra aún el lastre de la injerencia extranjera, y el miedo instalado a punta de paquetazos, dictaduras, faenones, y crímenes que casi desaparecieron la representatividad sindical de los trabajadores, principal motor de la fuerza nacional. Para realizar el upgrade que se requiere en la mente colectiva, se tiene que presentar modelos claros, tan explícitos en tanto es la medida del conocimiento colectivo, tan mellado, producto de un proceso eficaz de adormecimiento. Esa que hace ver la solución en donde está el origen de los problemas, esa que trastoca todos los valores. De nada vale que el mudo grite, que el gringo chacalonee, que el cholo llore, sino hay una plataforma que la respalde, esa es la tarea pendiente por construir, la estructuración política. Tendrán 5 años mas para iniciar nuevos procesos internos, que la posibilidad de las reelecciones acechan, a punta de interpretaciones auténticas o goriladas. Pero lo harán en la medida que les permitamos tener carta libre, en la medida que vean un pais polarizado. Aquí solo puede haber un ganador o un perdedor y es el PERU, esa camiseta que está debajo del naranja, rojo, multicolor, o lo que sea.
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