Poco a poco las candidaturas se estan posicionando en el tablero electoral, y las tendencias se van fijando. No por ello puede decirse que la calidad se haya mejorado, por el contrario el escenario político ha tramontado en uno de los mas bajos que se haya conocido.
Con lógica diluviana, o para decirlo mejor decimonónica vemos que ahora un resultado negativo en una prueba toxicológica implica idoneidad, que hacer conocer propuestas es pegar carteles onerosos por todos lados. Esa plata que sale para cubrir tan brutal dispendio, bien podría ser utilizado mejor, en hacer algo lo que prometen. Voy a dar desayunos, almuerzos escolares a los niños mas pobres, en seguida desembolsan lo que cuesta pegar media docena de carteles en la avenida la marina, el de los mas caros. Con el valor de uno de esos carteles ya podrían comenzar a ser realidad de ver menos niños desnutridos.
Los candidatos son capaces de disfrazarse de payasos, salir en programas cómicos, de espectáculos. Vaya que el nivel de la política esta en sus niveles mínimos.
Ni hablar de los debates entre dos candidatos, uno le dice inepto, le muestra sus puntos débiles, el otro responde que esta acusado de ladrón, que tambien tiene sus cosas. En conclusión están diciendo no votes por ninguno de nosotros.
Hasta ahora nos acompaña el lastre del mal menor, del ladrón conocido.
Tenemos que cambiar, porque sino los políticos nos cambian a todos, y se acabo la fiesta.
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