
Alan el grande, parece vivir en una burbuja donde las fuerzas naturales son espejismos de una condición sobrenatural suya. Rodeado de un séquito cuarenton que son como cuarenta, evocan la historia de ali babá, le hacen creer que él y solo él tiene el poder. O sea es como un superheroe, que de hecho para su partido lo es.
Aunque tiene mucho de mago, tambien. Mostrar cuan diamantes a Mulder, Quesquén, Quezada, Cabanillas,Vargas.... No es cosa fácil. Así que fácil fácil no la tiene.
Alan el grande está embarcado en un proyecto ambicioso, quiere convertir la educación en un modelo revolucionario de adelanto. Lo que no encuentran es la forma de avanzar en lo educativo y retroceder en lo transparente. Porque un electorado culto nunca votaría por el mal menor, a sabiendas de sus antecedentes.
Solo un poquito de consecuencia con su programa electoral, lo sacarían de su lugar. Pero allí lo tenemos, pavoneandose del timón automático que le dejaron, y haciendo campaña para el 2016, que alguien nos libre.