
José Saramago es de esos autores que escriben lo que piensan, y piensan de una forma diferente al casi universo de lectores. Por ello es atacado muchas veces a priori, sin siquiera haber leído sus libros, mucho menos haberlos analizado.
El portugues es un prolífico literato que aún siendo octogenario sigue produciendo, con muchos premios en su haber, se ha convertido en toda una autoridad.
El pecado de Saramago consiste en haberse metido con una institución muy arraigada en la sociedad, como es el clero y todos los grupos del ramo.
Tras una lectura de la biblia, Saramago llama por su nombre lo que muchos tratan de ocultar o interpretar a su manera, asi si encuentra un genocidio a gran escala lo dice, porque aún si este tiene un fin noble y divino no deja de ser genocidio, por muy feo que suene la palabrita esta.
Por ello el clero condena la interpretación literal de la biblia, prefiere el simbolismo y los atajos que en versión del literato "aborregan" al individuo.
Una de las conclusiones que muestra es que, como la figura de Dios es una creación humana a su imagen y semejanza, no se libra de los defectos humanos: Crueldad, venganza, egoismo, narcicismo y también tiene de lo bueno que pueden hacer los humanos.